miércoles, 27 de agosto de 2008

Cave Canem

Cualquiera que me conozca mínimamente sabe que no me gustan los perros y que me producen miedito (por no decir pánico). De todas maneras, entiendo que haya gente a la que le gusten y de hecho siento sana envidia de ellos (más de un mal rato me ahorraría).

Sin embargo, tengo que decir que me molestan mucho determinadas actitudes de los dueños de los animales cuando los dejan sueltos olvidándose de que en el fondo son eso, animales. Es el caso, por ejemplo, de aquellas personas que tienen perros guardianes en fincas, casetas o granjas y dejan la puerta abierta con el perro suelto. A lo mejor pasas por ahí paseando, corriendo o en bicicleta y justo te viene para llevarte el sofocón (Es triste decirlo, pero yo no me atrevo a correr por algunas pistas de los alrededores de la ciudad para evitar este tipo de situaciones)

Sin ir más lejos, ayer en una granja junto a Monflorite (la que se ve solitaria en el mapa adjunto) un perro salió con bastante malas pulgas hacia la bici de mi hermano. No pasó nada pero, como tantas otras veces, pudo pasar y desde luego yo tengo claro que en este tipo de situaciones la culpa no es de los perros sino de los dueños.

Si habéis tenido alguna experiencia similar o tenéis un truco infalible para sobrellevar estas situaciones, no dudéis en comentar.


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11 comentarios:

Jasmonato dijo...

Lo del chorro de agua con el botellín no suele fallar... (A mí aún no me a fallado, toco madera).
Pero del susto, del acelerón y del "mecagoensu..." no te libra nadie.

Angus dijo...

Son mucho peores algunas personas que los perros, de hecho el problema no suele venir por culpa del animal sino que es debido a las enseñanzas y actitudes del dueño. Por cierto, los seres humanos son tambien animales, ¿no?

Jorge Orús dijo...

Te entiendo perfectamente. Me he pegado algún susto y una posterior paliza en las carreras por los alrededores por variar la ruta cuando me ha salido algún perro con alevosas intenciones. Me cabrea cuando el perro va suelto y tiene cerca al dueño (es común en el casco urbano, pese a que está prohibido) y el can, juguetón, se enreda entre las piernas: "No pasa nada", suelen decir, pero el riesgo de romperme los piños es mío y, además, no tengo el gusto de conocer al animalito.

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Jasmonato:

El otro día no me hubiera dado tiempo de sacar el botellín. Vamos, si en vez de a mi hermano me viene a mí... al suelo que voy.

Un abrazo

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Angus:

En absoluto culpo yo a los perros sino que toda la responsabilidad es de los dueños.

Cuando me he referido a que son "animales" no lo hacía en sentido despectivo sino para diferenciar de los humanos en aspectos como la inteligencia (y con esto no estoy negando que sean inteligentes, porque hay animales que lo son y mucho).

De la misma manera hay dueños que son más animales que sus perros. De hecho mi reflexión va más encaminada hacia las actitudes de la gente que deja sueltos los perros en cualquier sitio más que contra los perros en sí.

Espero haberme explicado.

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Jorge:

A mí esas frases de los dueños tipo "no hace nada", "no pasa nada" después del susto me molestan bastante sobre todo porque se olvidan de que no a todo el mundo le tiene que gustar que le salte su perro, haga algo o no.

Saludos

Ecomur dijo...

Pues yo también tengo mieditis con los perros y algún camino por donde me han salido perros ya no lo he vuelto a pisar corriendo (En concreto uno que une Quicena con Tierz después de cruzar la nacional).
Y los que hay por Torres Secas, ¿los habéis visto? Parecen elefantes, que peazo perros.

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Ecomur:

Podríamos hacer un censo de "perros malos", jeje.

Creo que todos los que alguna vez hemos pasado por Torres Secas hemos "sufrido" a esos perros que hay allí. Además tienen bastante mala baba.

La única vez que he pasado yo por ahí (y fue por error) fue en bici. Pasé con una piedra en la mano y tres más en los bolsillos. Por cierto, que aquel día estaban los dueños en la casa...

¡Corriendo ni se me ocurriría acercarme a esa zona!

¡¡Un poco de consideración por favor!!

Anónimo dijo...

Para mí, y creo que mi padre estará de acuerdo :-))), los peores son (o eran) los de Castillo de Figueruelas, cerca de Torres Secas. ¡Menudas fieras!

Me he sentido totalmente identificado con Jorge Orús. Sin ir más lejos, el otro día corriendo en un parque junto a casa. En este caso, además, el dueño era un "energúmeno" de cuidado.

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Franson:

Creo saber los perros a los que te refieres. ¡¡Qué miedo!!

Insisto una vez más en que, en los casos que estamos comentando, la culpa es más de los dueños que de los perros.

¡Un abrazo!

Anónimo dijo...

Yo tengo dos experiencias traumáticas. Una hace años cuando un mierdeta (por pequeño) de perro se enganchó a mi pie y del ataque de nervios que me entró me pegué una buena leche con la bici. Creo que eso marcó mi pánico.

La otra hace un par de años corriendo por Loreto. Una pareja salió a pasear a su perro, atención a la imagen, ellos en coche y el perro corriendo delante ¿?. Total, que el perro se puso y yo que desde la primera experiencia les tengo pavor me puse frenética. Al final me paré, les pegué un par de bufidos a los del coche que se cabrearon bastante. Al rato volvieron a aparecer y creo que me libré por los pelos de que me pegaran una paliza (los dueños, eh!). Parece que los perros tienen más derechos que nadie...

Por cierto, la últma vez que pasé en bici por Torres Secas (casi nunca voy por miedo), el super perro ese no me hizo ni caso, ¿se estará haciendo viejo?

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Laura:

A mí también me ha pasado alguna vez que por reprender a algún dueño he estado cerca de recibir un tortazo.

Un abrazo.

Ps.: La última vez que pasé yo por Torres Secas tampoco se pusieron demasiado furos (he de confesar que iba cargado de piedras por si las moscas...)