Reconozco que, por unas cosas u otras, desde el día del Córdoba no me había pasado por El Alcoraz. Por eso, he aguantado con cierta resignación los calificativos de "caracolillo"- término con el que se califica a los aficionados que aparecemos con el buen tiempo y los buenos resultados- con los que algunos de los habituales parroquianos han saludado mi presencia.
Calificativos aparte, la verdad es que hoy he disfrutado como un enano. La tarde, que superaba lo primaveral, ha contado con todos los ingredientes para pasarlo francamente bien.
El Huesca ha salido como un rodillo. La movilidad de sus jugadores desarbolaba a la defensa del Conquense y en veinte minutos Roberto - tras un centro precioso de Edu Roldán- y Mikel Rico - que remachaba un disparo de Lafita que se convirtió en asistencia de gol- ponían el 2-0 y la sensación de goleada plácida en el respetable.
Así hasta la expulsión de Corona. Seguramente la primera tarjeta no ha sido justa, pero la segunda creo que era perfectamente evitable. Lafita, que estaba jugando con mucho desparpajo, ha sido el sacrificado para que entrara Castán para recomponer el eje de la zaga azulgrana.
Con un hombre más el Conquense ha despertado y, tras el descanso, Martins - un incordio toda la tarde para la defensa oscense- hacía un golazo de disparo lejano y ponía el miedo en el cuerpo. Llegaban unos minutos de nervios y, tal como se presagiaba, Martins (insisto, un pedazo de delantero) lograba la igualada al tiempo que incrementaba la sensación de que el Conquense podía llevarse no uno sino los tres puntos.
Con 2-2, un hombre menos y el público en silencio el partido se ponía muy de cara para los visitantes. Y entonces apareció Borrallo. Buscando no se sabe qué, el lateral izquierdo del Conquense decidió festejar el gol del empate de la manera más estúpida posible: provocando a la grada de general.
Como sucediera años atrás cuando Anquela, el día que el Huesca se jugaba la permanencia frente al Alcoyano, se autoexpulsó para levantar a los aficionados del asiento, la provocación de Borrallo ha metido en el partido a la afición y con ella al equipo. Así las cosas, la gracia de Borrallo ha sido el punto de inflexión, ese "algo" que necesitaba el Huesca y en apenas tres minutos Roberto clavaba el tercero ante el delirio de la grada, la misma con la que el ariete se fundía en un abrazo.
En pleno jolgorio burlón, el entrenador visitante decide sustituir a nuestro protagonista para evitar una expulsión que parecía cuestión de segundos. Me da que las palabras que le ha dicho el capitán del Conquense de camino al banquillo no han sido precisamente de felicitación. Pero no terminó ahí la cosa, no. No contento con la que había liado, al llegar al banquillo Borrallo pataleó lo primero que pilló a su paso, poniéndole al árbitro en bandeja la expulsión que anhelaba la grada.
Aunque con un hombre más, el Conquense se desinfló y pocos minutos después Roberto remataba la faena desde el punto de penalty.
Tres puntos importantes, ante un buen rival. En cualquier caso, tan importante o más que la victoria es la sensación de solidez y compromiso de los jugadores del Huesca. Al margen de Roberto, que merece mención aparte, me gustaría destacar el generosísimo esfuerzo de Edu Roldán y Míkel Rico. Chapeau.
Tiene muy buena pinta la cosa, la verdad. Este Huesca huele a playoff.
Calificativos aparte, la verdad es que hoy he disfrutado como un enano. La tarde, que superaba lo primaveral, ha contado con todos los ingredientes para pasarlo francamente bien.
El Huesca ha salido como un rodillo. La movilidad de sus jugadores desarbolaba a la defensa del Conquense y en veinte minutos Roberto - tras un centro precioso de Edu Roldán- y Mikel Rico - que remachaba un disparo de Lafita que se convirtió en asistencia de gol- ponían el 2-0 y la sensación de goleada plácida en el respetable.
Así hasta la expulsión de Corona. Seguramente la primera tarjeta no ha sido justa, pero la segunda creo que era perfectamente evitable. Lafita, que estaba jugando con mucho desparpajo, ha sido el sacrificado para que entrara Castán para recomponer el eje de la zaga azulgrana.
Con un hombre más el Conquense ha despertado y, tras el descanso, Martins - un incordio toda la tarde para la defensa oscense- hacía un golazo de disparo lejano y ponía el miedo en el cuerpo. Llegaban unos minutos de nervios y, tal como se presagiaba, Martins (insisto, un pedazo de delantero) lograba la igualada al tiempo que incrementaba la sensación de que el Conquense podía llevarse no uno sino los tres puntos.
Con 2-2, un hombre menos y el público en silencio el partido se ponía muy de cara para los visitantes. Y entonces apareció Borrallo. Buscando no se sabe qué, el lateral izquierdo del Conquense decidió festejar el gol del empate de la manera más estúpida posible: provocando a la grada de general.
Como sucediera años atrás cuando Anquela, el día que el Huesca se jugaba la permanencia frente al Alcoyano, se autoexpulsó para levantar a los aficionados del asiento, la provocación de Borrallo ha metido en el partido a la afición y con ella al equipo. Así las cosas, la gracia de Borrallo ha sido el punto de inflexión, ese "algo" que necesitaba el Huesca y en apenas tres minutos Roberto clavaba el tercero ante el delirio de la grada, la misma con la que el ariete se fundía en un abrazo.
En pleno jolgorio burlón, el entrenador visitante decide sustituir a nuestro protagonista para evitar una expulsión que parecía cuestión de segundos. Me da que las palabras que le ha dicho el capitán del Conquense de camino al banquillo no han sido precisamente de felicitación. Pero no terminó ahí la cosa, no. No contento con la que había liado, al llegar al banquillo Borrallo pataleó lo primero que pilló a su paso, poniéndole al árbitro en bandeja la expulsión que anhelaba la grada.
Aunque con un hombre más, el Conquense se desinfló y pocos minutos después Roberto remataba la faena desde el punto de penalty.
Tres puntos importantes, ante un buen rival. En cualquier caso, tan importante o más que la victoria es la sensación de solidez y compromiso de los jugadores del Huesca. Al margen de Roberto, que merece mención aparte, me gustaría destacar el generosísimo esfuerzo de Edu Roldán y Míkel Rico. Chapeau.
Tiene muy buena pinta la cosa, la verdad. Este Huesca huele a playoff.
2 comentarios:
Estaba este finde en huesca y pensaba acercarme. Al final, la pereza ha podido conmigo y no he ido. ¡¡¡Cómo me arrepiento!!!
Franson:
Quedas emplazado al próximo partido. No hay excusa que valga.
¡Un abrazo!
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