jueves, 16 de diciembre de 2010

Chapeau, Miguel Ángel Blasco

Me ha encantado la columna de Miguel Ángel Blasco en Diario del Altoaragón acerca de la SD Huesca. Se podría decir más alto, pero no tan claro. Enhorabuena.

Agradecimiento y reflexión

No están siendo buenos estos últimos días para mi amigo Ricardo Lapetra, que cada semana enriquece las páginas de deportes de este periódico con su colaboración y sus comentarios siempre certeros sobre la S.D. Huesca. El pasado lunes mantuve una conversación privada con él y lo mismo que le dije entonces se lo digo ahora, aquí, en público. Ricardo tiene todo nuestro reconocimiento, nuestro apoyo, nuestra consideración, nuestro respeto, nuestro afecto, nuestro cariño, nuestra admiración y nuestro agradecimiento. Cuando digo nuestro, lo hago desde el sentimiento que hay en DIARIO DEL ALTOARAGÓN en general y desde el mío propio como responsable de la sección de Deportes. Por no extender la corriente hacia aquellos lectores y aficionados que agradecen también la frescura de sus escritos, que unas veces muestran excelencias y otras carencias, fruto del rigor que acompaña la crítica desinteresada y que no lleva más ánimo que el de sumar en esta ilusionante época que vive el Huesca. Por todo ello nos sentimos orgullosos de contar contigo, amigo Ricardo, y te animamos a que continúes.

Agradecidos estamos también a quienes con su gestión han hecho posible que un pez chico como el Huesca esté donde está, sobreviviendo con dignidad y arrojo frente a ballenas y tiburones. En la Liga de Fútbol Profesional, entre lo mejor del balompié nacional y siendo un equipo puñetero para todos, como han dicho de forma reiterada los dos grandes impulsores de este proyecto, Petón y Lasaosa, y el empuje de Raúl Ojeda en el sufrido día a día contable para mantener en pie y con una solvencia tan admirable como irreprochable la economía. Con más mérito si cabe en tiempos de crisis. Por eso también es legítimo que ese Huesca, que genera riqueza para la ciudad, esté en el derecho de reclamar lo que considera que es justo por lo que representa su marca, no sólo para la capital altoaragonesa sino también para la provincia. Son argumentos para sentirse fuertes pero también para huir del pecado de la soberbia.

Los rectores del Huesca no deben ser ajenos tampoco a la fractura que se está produciendo de un tiempo a esta parte. Disminución de masa social, menor participación peñista en el campo y un cierto aire de ambiente enrarecido y disconforme en determinados sectores. No todo es achacable a la crisis. Es una invitación a la reflexión y a la autocrítica. Deben pensar los dirigentes azulgranas que la crítica nos hace fuertes a todos, a quienes la tenemos que ejercer y a quienes la deben recibir. Y si esta realidad maravillosa de poder disfrutar cada quince días de equipos de campanillas y fútbol de altura en nuestro estadio -impensable hace cuatro años- se ha forjado en los valores del compromiso, la ilusión y la humildad, será bueno que se recupere lo que de todo esto se haya perdido y que el Huesca sea de verdad el buque insignia, no sólo en su estatus deportivo sino también a nivel social. Me decía ayer un amigo, viejo lobo de mar e indiscutible forofo del Huesca, con un enorme peso en su historia, que al Huesca de los últimos tiempos le faltaba simpatía.

Los dirigentes del Huesca, cuando se habla de comportamientos, deben transmitir la sensación de que la institución está por encima del bien y del mal y que ellos mismos deben tener más cintura ante determinadas situaciones.

Dicho todo lo cual desde el cariño, el afecto, la admiración y el respeto que nos merecen el Huesca y sus directivos. Tanto desde DIARIO DEL ALTOARAGÓN como de quien esto suscribe, que también es el abonado (antes socio) número 65.

Suerte para el sábado, que a fin de cuentas esto es fútbol y lo que queremos todos es que nuestro equipo gane, y Feliz Navidad.


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