Libertad de expresión (aperitivo)

A modo de vermú, os dejo una anécdota que deja bien a las claras la esclavitud a la que nos somete nuestra boquita.

Comentábamos el otro día con T. los pocos vuelos internacionales que salen desde el aeropuerto de Zaragoza. Al margen de los de Ryan Air, existe un vuelo directo a Frankfurt. Apoyándome en la vox populi comenté que ese vuelo es el utilizado por los altos cargos de la General Motors para desplazarse a los aposentos de los mandamases del grupo automovolístico.

- "Y por los de Óscar Mayer", añadió T. con una sorna que no detecté.

Horas más tarde, y por casualidad volvió a salir en una cena de trabajo el mismo tema. Uno de los comensales se preguntó el motivo de la existencia del vuelo con destino a Frankfurt. Otro comentó lo del tema de la Opel, y yo anticipándome a T., añadí lo de Óscar Mayer.

Las caras de mis compañeros de mantel fueron al principio de comprensión. Luego pasaron a la carcajada y durante las horas siguientes me tocó aguantar la bromita por culpa del buen estado de forma de mi musculatura mandibular. Grrr

Lo malo es que, gracias a la tan manida libertad de expresión, no será la última vez que me suceda algo así.

Con un vehículo así, ¿quién necesita un avión?