A veces las ciudades conservan huellas del pasado que nos pasan desapercibidas - quizás por la costumbre- en el día a día. Suele ser un evento casual o la agudeza de algún visitante avispado lo que nos hace reparar en estas pequeñas cicatrices. Creo que a las personas también nos sucede algo parecido.
Dedico esta entrada a Caelio. Fue en su Calle 3 donde vi una entrada que me hizo reparar en este rótulo del extinto Diario 16 que todavía permanece en la calle Berenguer de Huesca.
A ver si le pico el gusanillo y vuelve.
¡Un abrazo!
Dedico esta entrada a Caelio. Fue en su Calle 3 donde vi una entrada que me hizo reparar en este rótulo del extinto Diario 16 que todavía permanece en la calle Berenguer de Huesca.
A ver si le pico el gusanillo y vuelve.
¡Un abrazo!
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