domingo, 20 de febrero de 2011

Elisa

Apenas comenzaba el ritual de desempaquetado de la tarta "Comtessa" afloraba la sonrisa glotona de Elisa. Era una sonrisa diferente a la sonrisa pícara que ponía cuando robaba el as o le llegaba la media naranja de las cuarenta. Y distinta de aquélla con la que nos recibía a cualquiera de sus nietos en el umbral de la puerta instantes antes de estrujarnos con sonoros besos.

Elisa pertenece a esas generaciones de ingenieros sin estudios que vivieron la crudeza de la vida en toda su magnitud desde lo que nosotros hoy sólo podemos adjetivar hoy como tierna infancia pero que entonces podía llegar a ser una cruel universidad de la vida.

El recuerdo de yaya me sabe a albóndigas con vino rancio y tiene el aroma de la paella de los domingos. Me suena a su "Ay, Santa Orosia" y a esa manera suya de silbar y tiene la textura de sus puntillas de ganchillo. El recuerdo de la yaya Elisa me mira con sus expresivos ojos pitos mientras yo la imagino en un merecido descanso feliz. La noche del jueves al viernes, Elisa se subió de nuevo al taxi del yayo José María y seguro que a estas horas está ya jugando al guiñote con Próspides y Martín al tiempo que achucha a José Mari mientras Ángel - porrón en mano- canta una jota y Santas baja a la bodega a por unas almendricas.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso escrito para tu yaya Elisa.

Estupendo el momento al que nos llevas, pensando en ese retrato feliz rodeada de los suyos.

¡Qué importantes los yayos en nuestras vidas!

Un abrazo
Pachi

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Pachi:

Por este tipo de comentarios, merece la pena dedicar tiempo a escribir el blog.

Gracias :)

Anónimo dijo...

Cada vez que escucho a alguien que ha podido DISFRUTAR de sus abuelos sonrío cómplice y pienso si podré alguna vez querer a alguien más que a ellos.
Y aunque sea tarde ¡ánimo! no sabes la suerte que hemos tenido; bueno sí, y por eso escribes esto.

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Anónimo:

Nunca es tarde para leer comentarios como el tuyo.

Muchas gracias.

Nacho