viernes, 7 de octubre de 2005

Que llueva

Después de tanta reflexión sobre el tráfico he creído conveniente centrarme en algo más cotidiano pero que, a buen seguro, a más de uno os concierne. Me refiero a los peligros que acechan a los peatones durante los días de lluvia.

Y es que en esas situaciones cinco sentidos son pocos para evitar ...

... resbalarte en la acera o en la pintura de un paso de cebra y pegarte un buen topetazo amén de quedarte con la ropa como recién salido de la mina. A este respecto, recomiendo la acera del Coso Alto de Huesca como escuela de patinaje

... poner el pie en un bache y empapar hasta el talón de Aquiles

... pasar por la ducha gracias a algún simpático conductor

... evitar los manantiales que provienen de los aliviaderos de algunos edificios.

Pues bien, a todos estos avatares (y no he mencionado la pericia necesaria para mantener impolutas las gafas, cuando son necesarias) añadidle uno más. Y es que hacen falta mil ojos para no ser víctima de unas cuantas agresiones anónimas (en mi caso, generalmente dirigidas hacia la frente y/o los ojos) propinadas por instrumentos de las más variadas formas que, con el supuesto fin de proteger de la lluvia, camuflan la identidad de quien los maneja.

Las aceras estrechas son un lugar ideal para este tipo de tropelías, que cuentan con la complicidad de ese ritmillo más elevado que llevamos los días de lluvia (a la que te has girado, ya se ha esfumado el agresor entre las brumas).

Habría que plantearse si es necesario instaurar un permiso especial para circular con paraguas. Si no, corremos el riesgo de toparnos con un "paraguas griego" al estilo del carro de Mesala en Ben Hur y entonces llegarán los lamentos.
Para los que me hayan tomado a guasa adjunto un argumento gráfico que justifica mi solicitud.

En cualquier caso, que llueva.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

menos mal que te acordaste del paraguas porque ya estaba yo con el comentario a punto. En Madrid es de reloj: se pone a llover y en cinco minutos hay atasco. No sé si porque resbala o porque la gente tiene mucho miedo a mojarse.

Anónimo dijo...

OLE OLE TUS SUPLICAS HAN SIDO ESCUCHADAS. Q SIGA , QUE SIGA

Anónimo dijo...

tanta sequía, tanta sequía...
restricciones de agua, sin piscinas todo el verano. y justo cuando el Cielo os escucha, el problema son los paraguas y los pasos de cebra ultradeslizantes...
en el fondo hay que quejarse de algo, está claro. y sin embargo, te has dejado una mención importante a las "baldosas hidráulicas", esas que tienen el nombre tan bien puesto; siempre hay alguna camuflada con un cargamento de lodillo que propulsar. y siempre se cruzan por tu camino, casualidad, cuando llegabas tarde y tenías prisa.

jeje...

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Magnólico, a pesar de todo lo dicho, es preferible dejar el coche en casa cuando llueve. En cualquier caso, el paraguas es un objeto con el que nunca me he llevado demasiado bien.
_________

Amaya:
Ojalá siga. La verdad es que creo que todos hemos agradecido el volver a oler a tierra mojada. Pero aún hace falta más, así que por mi parte ningún problema en que siga.

________

Anonymus:

En absoluto protesto por que llueva. Simplemente quería ironizar sobre los paraguazos que he recibido a lo largo de mi vida.

Muy buena la aportación acerca de las baldosas hidráulicas. :)