lunes, 17 de octubre de 2005

Santas

Puede parecer que la única manera de formar parte de la Historia es siendo el mejor o la mejor en algo.

En medio de esta vorágine que tiende a convertir la vida en una especie de competición (unas veces contra otros y otras contra nosotros mismos) allí estaba Santas, enseñándonos que no hace falta ser "el" mejor o "la" mejor sino que basta con tratar de ser simplemente mejor cada día. Mejor a secas, sí.

Su cercanía, su risa contagiosa, su manera de sonreír a la vida aun cuando ésta le pegaba patadas en la espinilla no la han hecho acreedora de figurar en el libro Guiness de nada. Sin embargo, ninguno de los que tuvimos la suerte de conocerla la olvidaremos pues, con toda su humildad, el poso que ha dejado en nuestros corazones es sencillamente imborrable.

Personalmente, la recordaré sonriente, ofreciéndome "unas almendricas", una cerveza o lo que tuviera a mano en ese momento. Son pequeños detalles, lo sé, pero pequeños detalles de una persona enorme.

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