martes, 24 de agosto de 2010

Pantalla Nokia 5800 rota

Hace unos días mi teléfono móvil, un Nokia 5800 aficionado a la caída libre, recibió en su pantalla TFT una cornada en toda regla de la esquina de una mesilla. De nada sirvieron los primeros auxilios a base de reinicios del teléfono ni las posteriores caricias sobre su pantalla táctil a base de toallitas perfumadas al limón (es lo que tiene viajar de vez en cuando en el AVE). La fractura del TFT interno requería solución quirúrgica.

He de reconocer que mi primera opción fue empezar a mirar nuevos modelos pensando en cuánto me tendría que rascar el bolsillo. Sin embargo, dado el tiempo invertido en el móvil en cuestión, decidí darle una oportunidad y mirar por cuánto me podía salir la reparación.

La opción que a priori me ofrecía más garantías era la de llevar el teléfono al servicio técnico oficial (SAT), pero sinceramente los precios me parecieron desalentadores. Finalmente, tras un rato de hurgar por foros y páginas de gente a la que le había pasado lo mismo que a mí, descubrí una tienda de Vigo (Impextrom), en donde disponían de repuestos originales (cuidado: este punto es importante, ya que hay algún sitios en los que venden gangas que luego no funcionan en condiciones) a un precio razonable y, no sólo éso, te indicaban con un vídeo explicativo cómo realizar tú mismo la operativa de sustitución de la pantalla (ésto no es ninguna novedad ya que en Youtube hay varios vídeos al respecto, pero me pareció una manera muy original de convencer a potenciales clientes)

Desconfíado que es uno, llamé por teléfono a realizar una consulta para confirmar todos los detalles. El resultado de la conversación es que terminé pidiendo la pantalla y el destornillador necesario para desmontar el teléfono. Lo pedí un lunes al mediodía y el martes por la tarde ya recibí el encargo, perfectamente embalado, y pude revivir el teléfono con el añadido de la satisfacción de hacerlo uno mismo.

Escribo esta entrada por si a alguien le sucede lo mismo, ya que la operación no me pareció ni mucho menos compleja.


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