Hace unos días se me ocurrió curiosear cuánto tiempo ha pasado desde aquel día en que sentí un impulso irrefrenable de lanzar mis reflexiones Desde el Salto de Roldán a quien las quisiera escuchar.
Desde entonces esta bitácora, como su autor, ha tenido momentos de todo tipo: desde prolíficas ráfagas creativas hasta prolongados silencios debidos a falta de tiempo o simplemente a la sensación de tener poco o nada que decir.
Diez años y 625 entradas después, releo aquella primera entrada y siento que mis razones siguen más vivas que nunca. Sigo creyendo que el mundo esta lleno de buena gente y que la buena gente es mayoría pese a que unos pocos pretendan que parezca lo contrario, ya sea vociferando por la red o llamando la atención en la vida real.
Diez años en los que han cambiado muchas cosas aunque algunas, como la ilusión de percibir que hay alguien al otro lado, permanezcan intactas.
Gracias por estar ahí.
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