Apenas han pasado cuatro meses desde ese estupendo partido de fútbol que nos depararon la SD Huesca y el Bilbao Athletic en el Alcoraz y que proclamó campeón de Liga a los azulgranas. Aquel día los pupilos de Cuco Ziganda y su fútbol valientemente alegre tuvieron contra las cuerdas al equipo oscense, que salvó los muebles a última hora con un golazo de David Máinz. No obstante, se rehicieron bien los cachorros y pocas semanas después consiguieron esa gesta que supone ascender cuando no has quedado primero de grupo haciendo justicia al buen fútbol desplegado y de paso regalándonos a los aficionados oscenses la opción de visitar el Nuevo San Mamés esta temporada.
Una vez señalada la fecha en el calendario y confirmado un horario razonable por parte de la LFP (cuestión no baladí, por desgracia) aún hubo que sortear la zancadilla que supuso los precios fijados por el Athletic para la ocasión (30 € la entrada más barata). Por fortuna, un muy considerable número de socios del Athletic se organizó para invitar a cuantos oscenses nos pusimos en contacto, demostrando que todavía hay muchas personas que siguen entendiendo el fútbol como una fiesta y no únicamente como un negocio. Ojalá en el partido de vuelta todos seamos capaces de devolver la hospitalidad.
El Nuevo San Mamés es un campo sencillamente espectacular. De recientísima construcción, la modernidad no le ha restado ni un ápice de ese ambiente futbolístico especial por el que es conocido como La Catedral. Siendo visitante y cerril aficionado al Huesca, debo reconocer que escuchar el himno del Athletic por la megafonía del estadio me puso la piel de gallina. Impresionante.
Y así, con casi 9.000 personas en el graderío (algo que dice mucho de la afición local tratándose de un partido del filial) comenzó a rodar el esférico sobre un césped de manual. En los primeros minutos, respeto mutuo y poca precisión aunque más empuje del conjunto local que intentaba buscar las cosquillas al flanco derecho azulgrana, defendido por Iñigo Ros ante la ausencia de Aythami y Óscar Ramírez. Leo Franco respondía bien ante Unai y luego Saborit remataba al palo en la mejor ocasión de los cachorros.
Poco a poco, Manolo se fue adueñando de la parcela media y el Huesca, recuperando rápido el balón, empezaba a mostrar los dientes. Fruto de ese dominio, llegaron las dos mejores ocasiones: un remate de Machís rechazado por Remiro y un chutazo de Máinz ante el que el guardameta local exhibía sus reflejos de manera análoga a lo que hiciera semanas atrás su paisano Kepa salvando al Real Valladolid.
Tras ser encerrado en su área, se revolvió el Bilbao Athletic en una contra de Saborit pero, ya superado Iñigo Ros, el joven atacante cayó lesionado cuando ya enfilaba zona de peligro.
Con una amarilla absurda a Fran Mérida, y Carlos David pitado por abroncar a uno de los cachorros se llegó a un descanso en el que me impresionó la agilidad de la cola de los baños. Evidentemente en los grandes estadios no se deja nada para la improvisación.
Achuchó tras la reanudación el Bilbao Athletic con un Huesca aparentemente conformado con el punto. El dominio, eso sí, no se tradujo en excesivos agobios aunque Leo Franco tuvo que tirar de agilidad y reflejos para despejar un remate a ras de suelo.
La acción más bonita del partido no fue una ocasión de gol. En una pugna por alto con los zagueros azulgranas, un atacante local cayó a plomo sobre el césped. En un gesto de los que por desgracia se muestran poco en los medios, Carlos David se lanzó al suelo para que tumbaran al jugador rival sobre él y pudiera respirar con mayor facilidad. Todo quedó en un susto y una cerrada ovación del Nuevo San Mamés cuando el futbolista se recuperó y Carlos David se pudo levantar de nuevo. Una pena que esa acción no aparezca en los sobre-dimensionados espacios futbolísticos de los noticiarios. FÚTBOL en mayúsculas.
Con el duelo completamente equilibrado, Tevenet retiró a un Fran Mérida que merodeaba la expulsión e introdujo a Bambock. También se fue Tyronne, ostensiblemente agotado sobre todo en las acciones defensivas, dejando su puesto a Luis Fernández. El francés cumplió sin grandes alardes pero el gallego salió tremendamente descentrado. A falta de diez minutos entró Samu Sáiz por David Máinz, pero nuevamente al rubio le faltó esa inspiración con la que nos deslumbró en los partidos frente al Alavés o al Alcorcón.
Ziganda también movió ficha, apostando por Villalibre (ojo con este futbolista) e Iturraspe pero los presentes nos quedamos sin saber cómo suena un gol en el Nuevo San Mamés. Y eso que Camacho lo intentó de saque de esquina directo, pero esta vez, no estaba Pablo Infante.
0-0 y los jugadores azulgranas más contentos que los aficionados, aunque cuando estás tan a gusto en un sitio, el resultado importa un poquico menos.
Mi evaluación:
- Leo Franco: Muy bien. Atento, ágil y resolutivo. Fue de los que se veía que claramente consideraba el 0-0 como un buen resultado.
- Iñigo Ros: El de Tudela cumplió con creces en una ubicación que no es la suya. Jugador claramente de equipo, me encantó verle jugar en semejante escenario. Lo merece.
- Morillas: Completamente afianzado ya en tareas defensivas en su flanco, se prodigó algo menos en ataque de lo que nos hubiera gustado a los aficionados.
- Iñigo López: Muy bien. Va a más. Manda, motiva y comienza a acaparar galones. Hizo una pareja excelente con Carlos David.
- Carlos David: Excelente partido el suyo. Despejó cualquier incógnita a quienes dudábamos de sus prestaciones con puntas rápidos.
- Manolo: Nuevamente el mejor. Amo y señor de su parcela, por despejar llegó a despejar incluso a Fran Mérida en una acción que casi provoca un sobresalto a la zaga oscense. Por nombre, todos los situábamos como reserva de Bambock pero se ha ganado a pulso la titularidad cosa por la que hay que felicitarle a él y a Tevenet. Que siga así.
- Fran Mérida: Menos participativo que de costumbre en tareas ofensivas. También es verdad que, sobre todo en el primer tiempo, se le vio bastante solo en la creación y que el partido le exigió gran desgaste defensivo. Por esta última razón, debe evitar recibir amonestaciones absurdas como la de ayer, que le lastró y seguramente provocó su sustitución.
- Camacho: Es evidente que jugando en banda derecha pierde potencial. Quedó palpable en una acción en la que no pudo aprovechar una buena ventaja por la citada banda. Pero no es menos evidente que está comprometídisimo con el equipo y paga con trabajo la apuesta que por él hace Tevenet. Aun en un día menos brillante, estuvo a punto de marcar un gol olímpico. Nunca me ha gustado la excesiva adulación que se le ha brindado desde un sector muy concreto, pero tengo claro que si está jugando es con todo merecimiento y pone muy en evidencia a su competencia.
- Tyronne: Hay que exigirle más. Tiene calidad de sobra para aspirar a cotas más altas pero necesita ser más generoso, tanto con el balón como sin él. Es un jugadorazo y deja destellos de gran clase cada partido pero insisto, en mi opinión, debe dar más.
- Machís: Aunque no estuvo tan eléctrico como en sus últimos partidos, siempre se fabrica alguna ocasión de gol y alguna arrancada con mucho peligro.
- David Máinz: Irreprochable trabajo, sólo un paradón de Álex Remiro evitó que volviera a marcarle un golazo al Bilbao Athletic. En mi opinión, y más tras lo visto ayer de Luis Fernández, se afianza como delantero titular.
- Bambock: Cumple, sí, pero quizás esperaría de él un puñetazo sobre el verde demandando la titularidad como hizo, por ejemplo, el día del Alavés.
- Luis Fernández: Salió con la cabeza fuera del partido. Vio una amarilla todavía más absurda que la de Fran Mérida por la que minutos más tarde seguía pidiendo explicaciones al colegiado. Aun así, tuvo una buena ocasión porque es indudable que tiene muy buenas condiciones pero desde luego la de ayer pienso que no es la actitud. No creo que Tevenet terminara muy contento con su actuación. El empujón que le pegó el sevillano en la jugada de la amarilla lo dice todo.
- Samu Sáiz: El escaso cuarto de hora escaso que estuvo en el campo no fue suficiente para que encontrara inspiración. No tuvo chispa pero quizás necesite algo más de tiempo.
Un apunte final:
En la segunda mitad, un jugador del Bilbao Athletic salió del campo para cambiarse las botas. Según el reglamento, eso obliga a que el árbitro no le deje entrar en el campo hasta que el balón no salga fuera. No sé si es que esa norma no ha sido bien comunicada o qué pero todos aquellos que se exasperaron con la situación se hubieran ahorrado el disgusto si conocieran el reglamento. Bien por Ocón Arraiz, que en líneas generales hizo un muy buen arbitraje.
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