lunes, 20 de marzo de 2006

Discúlpeme por última vez

No se preocupe, señor dueño de la cafetería "Granja Anita de Huesca". No se volverá a repetir que le ofenda por estar en una de sus mesas tomándome un té con limón. Así podrá usted ahorrarse su mal humor y dedicar neuronas a coger la educación que ayer se dejó olvidada a saber dónde.

Entiendo que fuera la una menos cuarto del mediodía y que tuviera que preparar las mesas para servir comidas pero ¿tanto le costaba, ya que no nos lo dijo cuando nos sentamos minutos antes, explicárnoslo con algo de amabilidad?

Reconozco que en un primer momento pensé que simplemente le movían motivos económicos, que los 4'20 € por un café y dos infusiones que pagamos le parecieron poco frente a lo que podía ganar minutos después en esa misma mesa. Sin embargo, viendo cómo trató a una señora cuyo único delito fue preguntarle si ya se podía sentar en la mesa que le habían apalabrado, comprendí cuán grande había sido mi osadía: olvidé junto acompañar mi infusión con una genuflexión.

Por todo esto le pido disculpas por última vez y le reitero, con contricción absoluta, que no se volverá a repetir.
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Ps.: Me dirijo al dueño porque creo que fue el protagonista de los hechos. Ls camareros fueron correctos en todo momento y eso es algo que también quiero que quede claro.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ohh! esos típicos comercios hosteleros oscenses, de los que (gracias a Dios) cada vez quedan menos...

Anónimo dijo...

Asi nos va en esta ciudad. El comercio oscense no se da cuenta de que vamos a comprar, no a que nos vendan, de q pensamos y decidimos y sobre todo de q el q paga manda..

Anónimo dijo...

El siempre inconfundible comercio oscense (Ahora lo quieren llamar Centro Comercial Abierto)

Anónimo dijo...

por un asunto similar dejé de ir al bar Duquesa. No te preocupes Nacho, en Huesca hay 250 bares y seguro que en casi todos te atenderán con amabilidad.

Recuerdo yo hace bastantes años un 9 de agosto por la mañana al ir a almorzar a un bar y pedir huevos fritos con longaniza para 7 u 8, la dueña puso mala cara porque decia que eso era mucho trabajo y no sabía si tenia para todos. A un minuto de dicho bar hay un supermercado.... ¿tanto le hubiera costado ir a comprar y dejar a todos satisfechos??
El bar todavía sobrevive.... y no sé como, porque va muy poca gente.

Cipri dijo...

Y también os hicieron algo parecido en una heladería oscense, no Nacho ???

Anónimo dijo...

Además en el Anita no se puede fumar...

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Mmaa!!

Eso es lo que hace falta, que cada vez sean menos!
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Amaya:

Lo que hay que hacer es evitar esos sitios donde parece que hay que pedir perdón por solicitarles un servicio.

Saludos
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Capitán Lillo:

Que lo llamen como quieran. Yo simplemente espero que sea la última vez que tengo que narrar algo así.

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Anónimo:

Me sorprende lo del Duquesa. No voy demasiado pero generalmente me he llevado muy buena impresión del trato.

Lo que es injustificable es lo otro que cuentas: que os dejaran sin huevos fritos. ¡Qué barbaridad!

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Cipri:

Pues sí, fuimos tratados con tanta amabilidad que decidimos no volver allí para que no tuvieran que repetir tan magno esfuerzo.

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Chorche:

Pues mira, para mí todo lo contrario. Uno de los motivos por los que entré fue ese, que no hubiera humo.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

lo que está claro es que cuando vas a un bar es porque:
a)todos los que se van a reunir no cabrían en casa.
b)te apetece que te cocinen algo que mancha mucho y está buenísimo (huevos/langostinos/..)
c)no te da tiempo a ir a casa/hace mal tiempo como para estar en el parque/...
en cualquiera de las opciones, la comodidad se impone a cualquier otra opción. desde el momento que sientes que le haces una faena al dueño del bar por pedirle huevos fritos para 10, esa sensación de darte el lujazo desaparece. ¿no se dan cuenta de que somos los que les damos el trabajo??

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Muma:

¡Quiero mi bocadillo!
¡Quiero mis huevos fritos!