jueves, 9 de marzo de 2006

Fruncir el ceño por la red

Para ver si se me afloja el nudo en la garganta por el tema de los comentarios perdidos (snif), voy a lanzar una reflexión que tenía pensada hace tiempo pero que la bitácora de corredores oscenses está poniendo de actualidad.

No es que reniegue del derecho a discrepar ni mucho menos, pero me parece tremendamente peligroso discutir via web o vía correo electrónico. Más que nada porque pienso que siempre que se pueda es mejor debatir cara a cara ya que si no estamos expuestos a malinterpretar o ser malinterpretados. Una frase hablada puede ser matizada ipso facto mientras que una frase escrita leída y releída puede dar lugar a las más maquiavélicas interpretaciones por parte del lector, escapándose totalmente de la intención de quien la escribió.

Insisto en que no es mi intención aconsejar el silencio (es más, no hay cosa que me alegre más que leer vuestros comentarios, coincidan o no con mi parecer). Sin embargo, sí que hemos de ser muy cuidadosos a la hora de teclea y "respirar" antes de escribir (entre otras cosas para no meter la pata como un servidor). He sido testigo y protagonista de largas ristras de correos electrónicos discutiendo banalidades a golpe de teclado para luego aclarar las cosas con algo tan simple como una conversación cara a cara.

En definitiva, una vez más propongo (me incluyo yo también) aumentar la reflexión antes de escribir y tratar de resaltar las cosas positivas pues las bitácoras, como las personas, están más guapas sin el ceño fruncido. Asimismo, rompo una lanza a favor de las conversaciones cara a cara. Internet está muy bien, sí, pero está mejor quedar a tomar algo rodeado de tu gente. De todas maneras, intentar emular a Góngora y Quevedo y convertir las diferencias en arte es otra alternativa.

Dicho esto, sólo puedo hacer una cosa: cerrar el ordenador e irme a tomar una cerveza con los amigos. Buenas noches.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ok en todo chico.
Comparto lo del cara a cara antes que la cosa telemática.
ültimamente estoy descubriendo que hay mucho personal que, por lo visto, necesita calmar su ansiedad a través de una catarata de agresividad lingüistica. No me gusta ningún tipo de violencia. Me declaro pacifista absoluta.
Me gusta dialogar pero no aguantar las iras ajenas a cuento de nada.
Me apunto a la reflexion.
ommmmmmm
ommmmmmm
Rita | 09.03.06 - 8:14 pm |

Anónimo dijo...

Yo también me apunto a tu reflexión e intentaré aplicarme el cuento. de acuerdo también en lo del cara a cara.
Gracias por hacernos reflexionar.
Yo también me voy a por una pinta...
capitanlillo | 09.03.06 - 9:49 pm |

Anónimo dijo...

Para hablar cara a cara tal vez sea necesario el periodo de reflexión. Algunos cargan las armas y otros las ven cargar. La "dialéctica" electrónica tal vez sea el preludio de lo que nos encontremos en la vida real,pudiendo meditar y posicionarnos de antemano.

Lupercio | 14.03.06 - 12:59 am |

Anónimo dijo...

Lupercio LAtrás ?bandolero?
Bueno, a lo que iba. Que si, que es verdad. Si fuéramos capaces de reflexionar un poco más, de analizar un poco más y de no adelantarnos a hacer juicios de valor, es probable que hasta fuéramos capaces no de ver cargar las armas o de cargarlas sino de evitar que nadie las cargue.
No hay nada más que echar un vistazo a la tele y esa mayoría de programas donde la falta de reflexión y la voracidad de "ser primeros en.." machaca la dignidad ajena. Por ejemplo.

Rita | 15.03.06 - 8:21 pm |

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Rita:

Allí está la clave: es un buen ejercicio ignorar esas "iras ajenas a cuento de nada". Coincido con tu manera de pensar :)

Saludos! Ommmmmm, oommmmmmm
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Capitán:

Gracias a ti. Espero que aprovechara esa pinta! :)

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Lupercio:

Bienvenido. Muy acertado eso de que hay gente que "las ve cargar". Aunque a veces parezca que la conversación la monopolizamos unos pocos, hay otros que están a la escucha y, a su manera, participan también.

Saludos!
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Rita:

Lo mejor de la televisión es tenerla apagada. Nada más. ;)

Anónimo dijo...

Lo de la tele, execpeto honrosas excepciones de acuerdo. En una casa de un pueblo del Pirineo, me hizo gracia entrar y ver un "pañito" de esos de ganchillo tapando la pantalla. La abuela, medio sorda y mayor, había decidido tenerla castigada por las situaciones que "veía" porque no oía. Me hizo gracia y pensé que, tomó esa decisión solo por la imagen que dañaban su sensibilidad. Si la hubiera oìdo es fácil que aquella tele de ese pueblo estuviera ahora en algún punto limpio. Santa vejez.

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Rita:

Yo creo que la señora no lo hizo porque fuera mayor o estuviera sorda. Seguramente lo haría porque disponía de tiempo para pensar.

Una bonita anécdota. Gracias, una vez más.