viernes, 2 de junio de 2006

Estaciones de autoservicio


Una de las involuciones más flagrantes que estoy presenciando en los últimos años es la del sector de las estaciones de servicio, antes conocidas como "gasolineras". Uno no puede sino recordar con cierta nostalgia aquel anuncio de "Campsa" en el que el usuario detenía su vehículo y el empleado de la estación le sacaba lustro al parabrisas mientras se llenaba el depósito del utilitario. Eran los años 90 y se podía pagar con "cheques de gasolina", una cómoda forma de pago y, de paso, una sutil manera de encubrir las fluctuaciones en los precios, cuyas bajadas eran celebradas por el pueblo llano en forma de largas colas en las gasolineras. Otros tiempos, sin duda. Incluso te miraban la presión de las ruedas o, en el peor de los casos, te enseñaban a hacerlo.

Cómo hemos cambiado... La tendencia actual es relegar a los empleados a la tienda (ese sitio donde lo único que tiene un precio razonable es la prensa, supongo que porque lo lleva impreso) y dar la bienvenida a los clientes con un cartel de "autoservicio", que para el vulgo significa "prínguese usted mismo". Pocos son los sitios donde se puede encontrar un cubo con agua para adecentar el parabrisas y poco a poco empiezan a proliferar los que "modernizan" sus instalaciones poniéndole un cajetín al compresor de aire para que sólo funcione con moneda (por no hablar de esos sitios donde pretenden imponer el prepago, invitando a quienes llenamos el depósito a demostrar el grado de conocimiento del buche de nuestro vehículo).

Parece que el sentido común ha abandonado a los gestores de estos establecimientos. Creo que se olvidan de que principalmente paramos en las gasolineras para echar combustible, poniendo en el ojo del huracán a los empleados (desde aquí todo mi apoyo para ellos), obligados a ser espectadores pasivos de nuestra torpeza al abrir o cerrar el depósito o manejar la manguera con cierta soltura.

Personalmente, lo tengo claro. Intento parar siempre en aquellas estaciones de servicio en las que te atiende una persona que sabe decir algo más que "ha elegido usted...". Más que nada porque lo otro no son estaciones de servicio. Si acaso, de autoservicio.

4 comentarios:

Guillermo dijo...

Buenísimo, Nacho.
Tienes toda la razón.
Sólo por aportar algo: al autoservicio le encuentro la relativa ventaja de la rapidez. No tienes que esperar a que te "sirvan" y las esperas en la caja son razonables.
En cualquier caso, gran post, grande.

Anónimo dijo...

Aportando al aportador:
Estimado Guillermo, le recomiendo que utilice la gasolinera de cierto centro comercial dirección juslibol (zaragoza)...es el autoservicio más bizarro que existe, por no decir el más leeeeento que conozco.
Al menos es entretenido, su maravilloso interfaz te permite pasar unos 4 ó 5 minutos tocando una pantalla (por supuesto para decir el importe que quieres aparecen unos billetes pintaditos en ella) hasta que decide la señora máquina que quiere ponerte combustible.
Un lujo! :D

Anónimo dijo...

Yo durante casi un año hice la compra en una estación de servicio con un solo empleado que se tenía que repartir entre el combustible y mis paquetes de cereales. A veces no me hubiera venido mal que los otros se autoabastecieran un poquito...

Nacho Alastruey Benedé dijo...

Guillermo:

Muchas gracias.

Tengo pendiente comentar los últimos temas de la actualidad oscense y eso incluye necesariamente tu blog.

Un saludo y de nuevo muchas gracias!

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Esserts:

Cuando hablaba de las de prepago me refería precisamente a esa gasolinera.

Por su fuera poco, se entra desde el carril izquierdo con el consiguiente peligro de ser arrollado por los que vienen detrás al reducir la velocidad.

Qué alegría verte de nuevo por aquí!
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Magnólico:

Madre mía, ¿y qué presupuesto manejabas? Porque te saldrían los cereales a precio de jabugo.

Lo que deberías haber hecho es autocobrarte o si no haber echado tú la gasolina a los clientes.

Un abrazo!