La que se podría haber montado si lo que me hicieron a mí ayer se lo hubieran hecho al Real Madrid o al Barça. Menos mal que fue a mí a quien le quitaron cuatro puntos (así, de una tacada). Y la verdad es que ni pienso presentar recurso, ni pedir la cautelar, ni acudir a la justicia ordinaria: acato la decisión tomada por el órgano competente, que en este caso en vez de ser juez y único era simplemente dentista.
Si no fuera porque estos días mi cuerpo está causándome algunos disturbios (supongo que motivados por la captura de una muela del juicio), el capítulo de la extracción ya tocaría a su fin. Paciencia.
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