Dedicamos la tarde a preparar
las bolsas de material para los estudiantes haciendo uso de las
adquisiciones del día anterior. Tuve tiempo, eso sí, de volver a
acompañar a Su-Fan hasta la puerta cuando se marchaba a casa y de
responder las preguntas de un joven que con muy buen inglés se interesó
por lo que se conoce de Etiopía en España antes de regresar a la casa,
donde Teresa veía un capítulo de "Anatomía de Grey", A. y Al. descansaban e I.
luchaba contra los virus etíopes. Cambiaban los hábitos porque esa
noche salíamos a cenar fuera. Unos españoles, seguidores del blog de Teresa, estaban en Addis Abeba y querían conocerla.
En
un restaurante que a su vez era una galería de arte, intercambiamos
impresiones con Carlos y Maru, una pareja manchega que habían acudido a
Addis Abeba a culminar la adopción de Erpa, un simpatiquísimo niño
etíope. Antes les habíamos ido a buscar al hotel donde se alojaban con
un buen puñado de parejas españolas que estaban en Etiopía con idéntica
motivación. La modesta terraza del hotel era un improvisado patio de
juegos para los pequeños durante el largo período de tiempo que se
alargaban los trámites burocráticos de la adopción. Tres semanas en el
caso de Carlos y Maru -avisados apenas con poco más de 24 horas de
antelación en España- en las que apenas pudieron moverse del hotel con
todo el agobio que ello conlleva en un lugar como Addis Abeba.
Al margen de poder devorar pizza y cerveza y de poder bromear con los voluntarios italianos sobre la fama de Teresa y su blog,
la velada me sirvió para valorar de primera mano el esfuerzo personal
de quienes, como Carlos y Maru, entregan su tiempo, su dinero y sobre
todo su cariño para dar una nueva oportunidad a niños como Erpa o su
hermana Silvia. Chapeau por ellos.
[Escrito el 28/09/2013]
[Escrito el 28/09/2013]
Enlace a la próxima entrada: [Etiopía - 06] Nudos
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