Parece ser que está gestionando la entrega, en son conciliador, de unos adoquines del Pilar para "que pueda salivar a gusto durante el partido y al menos durante el siguiente trimestre".
Desde el Salto de Roldán agradecemos este gesto de buena fe a pesar de que la invitación viene con un par de intrigantes advertencias ("Es conocido que los aficionados del Huesca auténticos tienen el gen de la intolerancia al adoquín" y "Ha habido más ahogados en Huesca comiendo adoquines, que ahogados en el Isuela"). Es más, estamos dispuestos a irlos a buscar a Zaragoza unos días antes del partido, porque como bien sabéis, no se puede entrar al campo con objetos tan contundentes.
A ver cómo lo explicamos luego en el control policial...
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