lunes, 2 de septiembre de 2013

[Etiopía - 11] De las cataratas del Nilo Azul a Lalibela

 Saludamos el día con una generosa tortilla francesa en Bahir Dar antes de ponernos rumbo a las Cataratas del Nilo. Sorteando personas y animales por una pista en no muy buen estado, llegamos al punto de pago de tasas. Allí pagamos la tasa de entrada y asistimos a una discusión entre nuestro chófer y los guías locales quienes, debido a nuestro estatus de extranjeros - farenyis- querían multiplicar por dos el precio de su servicio.
Una vez zanjado el cansino debate del dinero, el guía local se subió con nosotros al coche y nos informó de que estábamos de suerte y las cataratas tenían agua. Y es que, por muy extraño que nos pueda parecer para nuestra mentalidad occidental de aprovechamiento del negocio turístico, en Etiopía te puede pasar que llegues a las cataratas y te las encuentres sin agua porque han desviado el caudal del río hacia una central eléctrica (por supuesto, nadie nos supo indicar a ciencia cierta la planificación de estos desvíos de caudal, así que no queda otra que ir a la aventura).
Un bonito paseo por un sendero atestado de personas y burros nos conduce, a través del "Puente de los portugueses" hacia una pequeña aldea, preludio del mirador desde donde oteamos las imponentes cataratas que, haciendo honor a su nombre (Tis Isat, humo de agua) nos refrescan la mirada. Sin lugar a dudas, una visita imprescindible.
El Puente de Los Portugueses


Las Cataratas del Nilo Azul (Tis Isat, Humo de Agua)

Acompañados por el guía local y un lugareño adherido (por supuesto, educado estudiante que amablemente solicita nuestro mecenazgo para continuar su formación) regresamos al coche y emprendemos con destino Lalibela.

Niño en la senda de regreso de las cataratas
A medio camino, y antes de parar a comer en un cuco hotel de Debre Tabor (Hibret Hotel) nos detenemos en la Comunidad Awra Amba. Es una comunidad autogestionada que me pareció interesantísima. Todas las personas son consideradas iguales en derechos y obligaciones laborales y la comunidad - ubicada en medio de la nada - proporciona servicios básicos como escuela, biblioteca e incluso un pequeño asilo donde mimar a los ancianos. Incluso tuvimos oportunidad de saludar a su ideólogo y fundador, Zumra Nuru, en una de estas visitas que hacen que te des cuenta de lo maravilloso que es viajar.


En la población de Gashena abandonamos la carretera que conduce hacia Weldija y tomamos la pista que nos ha de llevar a Lalibela por un paisaje francamente sorprendente para la idea que uno traía preconcebida desde España de un país como Etiopía.


Paisaje en las proximidades de Lalibela
Ya de noche nos recibe el empedrado pavimento de Lalibela. Acometemos la agotadora tarea de decidir el alojamiento con sus consiguientes negociaciones, cenamos y nos vamos a descansar.

[Escrito el 12/10/2013]

Enlace a la siguiente entrada: [Etiopía - 12] Lalibela

 

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