Por la noche, fuimos a cenar a un restaurante típico etíope con
música y bailes en directo. Lo más relevante fue que, ya ubicados en el
restaurante, fuimos conscientes de que - gracias a no haber podido pagar
con tarjeta en ninguna parte- apenas teníamos un puñado de birss en
nuestro poder así que hubo que hacer ingeniería financiera con la carta
para ver qué podíamos permitirnos cenar.
No sin unas
buenas risas, compartimos un plato de carne al son de la música con esa
incómoda intriga que producía pensar si nos llegaría o no el dinero para
pagar la cuenta. Afortunadamente, juntando todas nuestras posesiones,
el dinero nos llegó para la cena. Y no sólo eso, aún pudimos darle una
propina al señor que en el exterior nos había vigilado la furgoneta y
tomarnos una cerveza "San Jorge" en un garito ya próximo al don Bosco Centre pues
allí era mucho más barata que en el restaurante. En definitiva,
asesorados por Teresa, exprimimos nuestros birrs a base de bien lo cual no sorprende cuando ves cómo la cooperante oscense se afana cada minuto por sacarle el máximo jugo a cada céntimo que llega desde España.
[Escrito el 16/11/2013]
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